Según un nuevo informe de la OCDE, la brecha entre las necesidades de financiación del desarrollo y los recursos disponibles podría dispararse hasta los 6,4 billones de dólares para 2030 si no se somete el sistema de financiación a una reforma radical. Entre las medidas que el organismo recomienda para realizar esta reforma se encuentran los impuestos saludables, incluyendo los impuestos al tabaco.
La publicación The Global Outlook on Financing Sustainable Development 2025: Towards a more resilient and inclusive architecture muestra que, aunque la financiación externa total de los países en desarrollo alcanzó los 5,24 billones de dólares en 2022, se mantuvo considerablemente por debajo de los 9,24 billones de dólares anuales que se estima serán necesarios para cumplir la Agenda 2030.
Las necesidades de financiación aumentaron un 36% entre 2015 y 2022, debido en gran parte al cambio climático y a la incertidumbre geopolítica, aunque los recursos aportados solo aumentaron un 22% durante ese mismo período, lo que supone un déficit del 60%. El informe calcula que, si este año no se llega a un acuerdo para reformar radicalmente la arquitectura de financiación internacional, ese déficit se disparará hasta los 6,4 billones de dólares de aquí a 2030.
El informe llama a redirigir el capital disponible a escala mundial, comenzando por buscar un equilibrio entre las diferentes metas y las cuestiones prácticas al abordar las prioridades de desarrollo sostenible. La coherencia de las políticas y la gobernanza inclusiva son cruciales para superar los obstáculos, ya que las disparidades en las estructuras de toma de decisiones y la asignación de recursos socavan la confianza y la cooperación a nivel mundial.
En este sentido, se señala que resulta fundamental intensificar la movilización de recursos nacionales para el funcionamiento efectivo del Estado, lo que no está ocurriendo. La relación entre los impuestos y el PIB de los países de bajos ingresos sigue siendo, en promedio, del 11,44% en 2022, por debajo del nivel mínimo recomendado del 15%. Mientras tanto, los niveles de deuda de los países en desarrollo siguen aumentando. Entre 2015 y 2024, el número de países con dificultades debido a la deuda y que corrían un alto riesgo de sufrir una crisis de deuda aumentó de 16 a 24 y de 3 a 11, respectivamente.
El reporte afirma que se necesita un mayor espacio fiscal (aumentar los ingresos fiscales, ampliar la cobertura de la seguridad social, gestionar la deuda y reasignar el gasto público, entre otros enfoques), lo que reduciría la brecha de financiación.
Entre las distintas medidas, OCDE incluye los impuestos a la salud. Los impuestos al tabaco y al alcohol, y en menor medida los impuestos al azúcar y a las bebidas azucaradas, afirma que son un potencial ingreso fiscal significativo, junto con tener el beneficio adicional de incentivar a las personas a vivir un estilo de vida más saludable, lo que reduciría significativamente los costos sanitarios, económicos y sociales para la sociedad. Una estrategia integral de prevención y control, así como medidas de fijación de precios e impuestos sobre el tabaco, pueden ser un medio eficaz e importante para reducir el consumo de tabaco y los costos de atención médica, representando una fuente de ingresos para financiar el desarrollo.
La publicación menciona que lamentablemente en la mayoría de los países los impuestos a la salud están infrautilizados: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número total de países que aumentaron los impuestos al tabaco a un nivel igual o superior al 75% del precio de la marca de cigarrillos más vendida fue de 40 en 2020. Los países tienen oportunidades de recaudar pagos de seguridad social para financiar la protección social de manera que estén alineadas con la productividad de la fuerza laboral y reduzcan la posibilidad de que el sistema fiscal y de seguridad social empuje a los trabajadores a la informalidad.
En todo el mundo, el daño económico total del tabaquismo (incluidas las pérdidas de productividad por muerte y discapacidad) se ha estimado en más de 1,4 billones de dólares al año, equivalente al 1,8% del PIB anual mundial. Más del 80% de los fumadores del mundo viven en países de ingresos bajos y medios. Los modelos económicos realizados por el Banco Mundial muestran que aumentar las tasas impositivas sobre el consumo de cigarrillos en todos los países en desarrollo en el equivalente a 0,25 dólares por paquete, generaría 41.000 millones de dólares adicionales en ingresos fiscales por consumo de tabaco para los países de ingresos bajos y medios.
En 2022, la prevalencia mundial del consumo de tabaco entre la población de 15 años o más se estimó en un 20,9% (34,4% entre los hombres y 7,4% entre las mujeres), lo que se traduce en aproximadamente 1.250 millones de consumidores adultos de tabaco en el mundo. La prevalencia ha disminuido desde 2015, cuando era del 23,9%, y el número de consumidores ha disminuido en 50 millones.
Si se invirtiera en medidas de control del tabaco de eficacia probada, la prevalencia mundial del tabaquismo podría reducirse a más de la mitad en 15 años, lo que salvaría 42,8 millones de vidas y generaría 6,2 billones de dólares en beneficios sociales y económicos, incluidos 2,3 billones de dólares en ahorros directos en atención sanitaria.
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