El nuevo informe Tax Policy Reforms 2025 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) confirma una tendencia global clara: en 2024, numerosos países reforzaron los impuestos a productos nocivos para la salud como parte de estrategias fiscales orientadas a fortalecer la sostenibilidad de los sistemas de protección social, en un contexto marcado por el envejecimiento poblacional y el aumento del gasto sanitario.
El reporte —que analiza reformas tributarias implementadas en 2024 en 86 jurisdicciones, incluidos todos los países de la OCDE— señala que los impuestos selectivos a productos como tabaco, alcohol y bebidas azucaradas siguen ganando protagonismo como herramientas de doble impacto: recaudar ingresos y desincentivar consumos que generan enfermedades, muertes evitables y elevados costos económicos.
Impuestos que protegen la salud y fortalecen las finanzas públicas
Según el informe, los gobiernos están dejando atrás las medidas fiscales generalizadas adoptadas durante la pandemia y el período inflacionario posterior, para avanzar hacia aumentos de tasas e instrumentos más focalizados, entre ellos los impuestos a la salud. Estas reformas buscan financiar gastos presentes y futuros asociados al envejecimiento de la población, al tiempo que promueven estilos de vida más saludables.
En línea con esta tendencia, varios países europeos ampliaron o reforzaron impuestos al tabaco, incluyendo cigarrillos electrónicos, líquidos de vapeo y productos de nicotina oral. Islandia, Irlanda, Polonia y España figuran entre los países que extendieron el alcance de estos gravámenes, mientras que el Reino Unido ya anunció la creación de un impuesto específico a los productos de vapeo, que entrará en vigor en octubre de 2026.
La OCDE subraya que estas políticas no solo cumplen un rol recaudatorio, sino que forman parte de un enfoque más amplio de política fiscal preventiva, orientada a reducir la carga futura sobre los sistemas de salud.
América Latina: una oportunidad perdida
El informe también deja en evidencia una brecha preocupante. Ninguno de los 20 países de América Latina y el Caribe que respondieron el cuestionario de la OCDE reportó reformas fiscales dirigidas explícitamente a la salud en 2024. Esta ausencia contrasta con los avances observados en otras regiones del mundo, donde los impuestos a productos que dañan la salud se consolidan como una herramienta clave de política pública.
La falta de acción resulta especialmente relevante en una región donde el consumo de tabaco, alcohol y bebidas azucaradas continúa generando enormes costos sanitarios y pérdidas económicas, además de profundizar desigualdades sociales.
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