Las enfermedades no transmisibles (ENT) continúan siendo la principal causa de muerte en la región de las Américas. Según el informe “Las ENT de un vistazo 2025”, publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las muertes por estas patologías aumentaron 43% desde el año 2000, alcanzando los 6 millones de fallecimientos en 2021.
Las ENT —que incluyen enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias crónicas— representan el 65% de todas las muertes en la región. Un dato especialmente alarmante es que casi el 40% de estas muertes ocurre antes de los 70 años, lo que refleja un enorme impacto social, sanitario y económico asociado a la mortalidad prematura.
Factores de riesgo modificables: el peso del consumo de tabaco
Si bien el envejecimiento poblacional y el crecimiento demográfico contribuyen al aumento absoluto de muertes, la OPS es clara al señalar que el incremento observado desde el año 2000 se explica en gran parte por factores de riesgo modificables, entre ellos:
• el consumo de tabaco,
• la alimentación poco saludable,
• la inactividad física,
• y el consumo nocivo de alcohol.
El tabaco ocupa un lugar central en este diagnóstico. Se trata de un factor de riesgo transversal, directamente vinculado a las principales ENT que lideran la mortalidad regional, en particular las enfermedades cardiovasculares —que causaron 2,16 millones de muertes— y el cáncer, con 1,37 millones de fallecimientos en 2021.
Avances insuficientes y metas incumplidas
El informe reconoce algunos progresos: desde el año 2000, el consumo de tabaco en la región se redujo un 22,1%, y las tasas de mortalidad ajustadas por edad para las ENT descendieron un 16,2%. Sin embargo, estos avances no han sido suficientes.
Entre 2010 y 2021, la reducción de la mortalidad prematura por ENT fue de apenas un 8%, muy lejos de la meta global de disminuirla en un 25% para 2025. Solo cinco países de la región están actualmente en camino de cumplir ese objetivo.
Control del tabaco y políticas fiscales: una estrategia clave para el desarrollo sostenible
En este contexto, el control del consumo de productos dañinos para la salud —en particular el tabaco— emerge como una herramienta estratégica de política pública. Medidas como los impuestos correctivos o impuestos saludables han demostrado ser altamente efectivas para reducir el consumo, prevenir enfermedades, disminuir costos sanitarios futuros y, al mismo tiempo, generar recursos fiscales que pueden destinarse al fortalecimiento de los sistemas de salud.
Promover políticas integrales de control del tabaco no solo es una decisión sanitaria: es una apuesta por un desarrollo económico y social sostenible en América Latina, capaz de reducir desigualdades, evitar muertes prevenibles y aliviar la creciente carga que las ENT imponen sobre los sistemas de salud.
Como advierte la OPS, la evidencia es contundente. Las enfermedades no transmisibles dominan el perfil epidemiológico regional y el tabaco sigue siendo uno de sus principales motores.
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